"La increíble subjetividad de los periodistas hacia los entrenadores de fútbol".
La doble vara de medir a la hora de valorar el trabajo de los técnicos.
Lamentablemente, en el mundo del fútbol, el entrenador suele ser el principal responsable cuando un equipo atraviesa una mala racha, siendo el primero en ser despedido. Parece que todo el peso de la culpa recae sobre sus hombros, mientras que los directivos, para justificar su decisión, recurren al argumento simplista de que es más fácil despedir al entrenador que a toda la plantilla. Sin embargo, cuando un equipo va bien y se evidencia claramente el trabajo del técnico tanto en el aspecto deportivo como en la gestión del grupo humano, esos mismos periodistas parciales, reconvertidos en apasionados forofos que persiguen al entrenador con saña en momentos de resultados negativos, se niegan a reconocer su labor y atribuyen todo el mérito exclusivamente a los jugadores por los triunfos obtenidos.
Entonces, ¿en qué quedamos? Si se argumenta que los entrenadores no tienen injerencia en los aciertos, ya que el éxito radica en contar con buenos jugadores, ¿por qué ahora se culpa al entrenador cuando esos mismos jugadores desempeñan un papel desastroso? Parece existir una especie de "Ley del Embudo" que algunos periodistas aplican selectivamente según sus intereses del momento. Paradójicamente, este embudo les tapa los ojos y les impide ver la realidad de las cosas, o quizás, simplemente, no quieren verla.
Creo que es necesario reflexionar sobre esta actitud perjudicial hacia los entrenadores. Debemos reconocer su labor tanto en los momentos difíciles como en los éxitos, evaluando de manera equilibrada el impacto que tienen en el rendimiento del equipo. Solo así lograremos un periodismo deportivo más justo y transparente, en beneficio de todos los sectores involucrados en el fascinante y al mismo tiempo, incomprensible, mundo del fútbol.