Reflexiones sobre los comentaristas de fútbol en la televisión.
¡Los comentaristas de fútbol en la televisión! ¿Quién no ha sentido frustración al escuchar muchas veces a estas personas mientras disfruta de un partido desde la comodidad de su hogar? Resulta muy fácil criticar las decisiones de los demás, pero ¿qué pasaría si fueran ellos los que tuvieran que decidir en el terreno de juego? Las cosas cambiarían, sin duda.
En ese momento tranquilo, sentado en la butaca, observando el juego, nos vemos obligados a soportar una variedad de voces: locutores, comentaristas, exjugadores famosos, entrenadores en paro y hasta algunos intentos de comediantes con un sentido del humor dudoso. Todos ellos se empeñan en repetirnos minuto a minuto lo que ya estamos viendo con nuestros propios ojos. Aunque afortunadamente, no todos se comportan de la misma forma, y resulta curioso comprobar que los que más conocimientos tienen de la materia, sobre todo a nivel táctico (habitualmente, los entrenadores), son los que menos presumen de sus conocimientos.
No importa a qué cadena estemos sintonizados, la mayoría de las veces ocurre lo mismo. Nos tratan como si fuéramos unos analfabetos futbolísticos que no entendemos nada de lo que sucede en el campo a través de la pantalla. Y qué decir de aquellos sabiondos agotadores, los autodenominados filósofos iluminados del balón, que se pasean por los medios de comunicación explicándonos cómo deberían jugar los equipos y qué estrategias deberían seguir. Nos inundan con consejos mágicos y fórmulas infalibles desde la comodidad de sus estudios, como si fueran los nuevos profetas del fútbol.
Por suerte, como ya indicaba antes, no todos los comentaristas son iguales. Algunos hablan con moderación, conocimiento y el deseo de comunicar y aportar puntos de vista, sin buscar el lucimiento personal y utilizando un lenguaje claro y efectivo en lugar de palabras grandilocuentes. Por lo general, los que menos hablan son los que más saben, a diferencia de aquellos que simplemente disfrutan escucharse a sí mismos.
Sería interesante como experimento social ver a todos estos catedráticos futbolísticos sentados en el banquillo dirigiendo un equipo. Seguramente, con algunos de ellos nos divertiríamos mucho sin demasiado esfuerzo.
Y por si fuera poco, ahora tenemos a los comunicadores del postureo sonoro, los nuevos defensores de la moda lingüística, que dicen lo mismo pero con palabras diferentes, todo para llamar la atención y sentirse más importantes. Reemplazan términos comunes y comprensibles, como marcar, golpear y replegar, por expresiones como "encimar", "percutir" o "resetear". En fin, una forma de alterar el lenguaje para buscar su momento de gloria (presunto).
En conclusión, los comentaristas de fútbol en la televisión pueden resultar frustrantes en muchas ocasiones. La suerte son las excepciones a través de voces más sensatas que enriquecen nuestra experiencia futbolística desde casa. Pero, sin duda, y como ya decía, sería interesante ver a todos estos expertos en el banquillo, dirigiendo un equipo y enfrentándose a la realidad del juego. Quizás así se darían cuenta algunos “sabelotodo” de que la teoría y la práctica son dos cosas distintas, y que es más fácil hablar desde la comodidad de un estudio que tomar decisiones cruciales en un campo de fútbol.
En resumen, aunque resulta sencillo criticar las decisiones de otros, ser quien debe tomar esas decisiones conlleva un cambio significativo. Mientras disfrutamos de un partido de fútbol desde casa, nos vemos bombardeados por una variedad de comentaristas que muchas veces subestiman nuestra inteligencia futbolística. Algunos son verdaderos conocedores del juego y aportan puntos de vista interesantes, mientras que otros se dedican a hablar por hablar, buscando su propio lucimiento personal mediante la utilización de palabras huecas que suenan muy bien, pero que no dicen absolutamente nada.
Sería enriquecedor ver a estos comentaristas en la posición de entrenador, enfrentándose a las dificultades y presiones del juego real. Además, la aparición de los comunicadores del postureo sonoro, que buscan llamar la atención con palabras rebuscadas y tendencias lingüísticas, añade una capa adicional de frustración.
En definitiva, debemos ser conscientes de que los comentaristas de fútbol en la televisión tienen sus fortalezas y debilidades. Como espectadores, podemos seleccionar aquellos que realmente aportan valor y conocimiento, ignorando el ruido innecesario. Al final, el objetivo, como espectador en cada partido, es disfrutar del juego y formar nuestras propias opiniones sin depender exclusivamente de lo que se dice en la pantalla.